Desde mi imaginario siempre me he visto de trotamundos, recorriendo los horizontes europeos. Hace tiempo ese imaginario era una visión completamente de realización personal, una manera de que la gente viera a tráves de mis páginas personales mis inumerables viajes y pensara "que mujer tan bella e interesante", le adjudicaba a esa travesía imaginaria por el mundo un status social, pero no me había dado cuenta de que mi imaginario era la cosa más superficial del mundo. Un viaje para colocarme ante los ojos de las personas como algo que no yo misma alcanzo a comprender en éstos moméntos es algo para contar.
Hoy el viaje se visualiza más, aún es un imaginario porque no tengo los boletos de avión en mis manos, ni el pasaporte con esos 49 sellos que me avalarían como toda una trotamundos, sin embargo los tendré y eso será tan pronto que nisiquiera me daré cuenta de cómo o cúando pasará. Lejos de colocar mi viaje en una postura exterior de status y clasificación ahora pienso en qué tan necesario será realizarlo. Simplemente todo lo que busco lo tengo aquí en mis manos, mis piernas, mi lengua, mi cabeza, mi corazón. Otro desecho que quedo de aquél viaje de status fué el hecho de salir a buscarme y encontrar la felicidad ó en lenguaje más común, huir de mis problemas. Una verdadera mierda, por eso el viaje de status se fué.
Aunque sigo teniendo por motor conocer esos 49 paises, más me tiembla el alma al pensar en todas las sonrisas que me van a brotar estando sola en el mundo (literalmente). Pienso con nostalgia en ese viaje que haré y esque ya he instalado un cuadro para mis adentros de una foto mia sonriendo, pero con la mente, el corazón y el hígado, simplemente siendo feliz.
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