miércoles, 9 de julio de 2014

De conceptos abstractos

La fuerza del perdón siempre me ha perecido una energía muy confusa, una de las cosas que más me cuesta ejecutar y poner en practica. Hace algún tiempo debatía sobre el perdón y lo hice de forma tan torpe que aún debo una argumentación fundamentada. Deuda que crece y no pagaré.

Mientras intento definir el perdón, su fuerza me avasalla, no puedo detenerlo y se coloca ahí para que lo tome.No puedo, no ahora.

Así me voy convirtiendo en lo que nunca quise ser: mi espalda se encorva, la frescura se agota, la vida en pareja se vuelve una asquerosa rutina, las infidelidades aparecen, los ronquidos desentonan en las noches de lluvia, el dinero se torna tema de conversación, el polvo, la misma ropa, su tuiter, mi facebook, los gritos, la flojera de abrazarlo por las noches, la inmensa verguenza de reconocerme en público, las mujeres, (mis) los celos, su indiferencia, mi vacío, su hartazgo, mi vacío, mi vacío, mi vacío...

Ahí está el perdón, el concepto más abstracto que conozco...¿y luego?