jueves, 31 de diciembre de 2009

2010

La fan que jamás tuve, la grupi que nunca llegó.
(Fragmento)

-A ver, cabrón concupiscente, abundando sobre el tema, ¿Cómo le va a un roquerito como tú con las chavas, con las grupis?-¡Ja, no mamar! A uno como a mí le va de la búrger, pero de la Burger King con pepinillos. Muchos incrédulos pendejos creen que, nomás por tocar en una pinche banda de greñuditos con los pelos en la jeta o pelones o de extravagantes trenzudos, las morritas te van a llover como en tupido como en verano tropical; creen que por estar parado en un dudoso escenario vas a concentrar las fantasías calientes de todas las que te están viendo, de las que bailan al son que les tocas, de quienes te oyen sin oírte porqué están bien pedas o pachecas, o estan guachando a ver quién les da un caballazo en el slam o les vale pito o no entienden lo que cantas porque el sonido del antro siempre está de la chingas a tu madre, y parece que vendes naranjas. ¡Naranjas, naranjas! ¡Hay Naranjas!


 Armando Vega Gil.
Diario intimo de un guacarócker.



viernes, 18 de diciembre de 2009

Un brindis.

Estoy a punto de levantar mi copa y escuchar el discurso de mi familia para después decir ¡Salud! Mientras tanto mi hermano no pierde la oportunidad de azotarme una puerta en la cara y todas las puertas que encuentre de aquí en adelante. Estos instantes que vertiginosamente cambian de un momento a otro se llaman navidad. La navidad plástica en dónde los medios suelen amaestrar nuestra mente con toscos comerciales que cambian del odio consumista a la reconciliación del mundo y la unión familiar (o sea, consumir en grupo). Sin alternativa alguna y meditando profundamente acerca de lo que todos los años sucede en estas fechas entré en una especie de parálisis cerebral por no encontrar un momento adecuado para escribir, esta fragmentación de la que hablo puede ser en mi caso consecuencia de una mente incapaz de desechar las imágenes recolectadas a lo largo de este periodo de estudio y de asueto que se acumulan hasta apelmazarse y, finalmente bloquearme.

Sin embargo mi incapacidad para escribir literatura aquí y en mi libreta personal no tiene nada que ver con mi capacidad crítica para escribir acerca de lo que representa sobrevivir a una navidad. La serie de mendigos falsos que están a las afueras del metro, dentro y por todos lados pidiéndote con cara de sufrimiento un peso, porque ellos son pobres muy pobres, y piensas: "Yo debería estar pidiendo una moneda, también soy pobre", te vas sin mirarlos, aunque en el fondo sabes que ellos no necesitan la moneda más que tú. Para fundamentar mi opinión cito un fragmento del libro que estoy leyendo:

"Aún en los ricos hay una pobreza que se ignora. Es difícil que lo entiendan. Ellos repiten sin ton ni son las frases evangélicas como si se tratará de un cuento de hadas del que sólo hay que celebrar las partes enternecedoras como la Navidad. ¿Se ha dado cuenta de que nada celebran con más gusto los ricos que esa fiesta? Es hermoso un nacimiento; mucho más el de Nuestro Señor. Pero detrás de éste los ricos no miran la carga infinita de renuncia que supuso, el tremendo testimonio de la renuncia de Dios a ser Dios, el amor a lo pequeño, a lo pobre y simple, a lo que sólo depende de la contingencia y llenan toda esa belleza con los signos de su poder: las comilonas, los regalos costosos y el dinero, un sustituto corrompido de los signos del don y la alegría" (La confesión. Javier Sicilia)

De ninguna manera quisiera sonar ridículamente religiosa, por lo tanto esa cita coincide perfectamente con algo que viene faltando en este mundo, en esta fecha y en todos los putos momentos en la vida del mexicano: la espiritualidad. Esa palabra se ha vuelto ajena a nuestros oídos y creo que alguien con un poco de sentido común lo reconoce. El mundo no se salva con la falsa caridad y el simbolismo de un mundo mediocre, tal vez pudiéramos encontrar una luz en mirar cuál deteriorada esta nuestra espiritualidad con cada grosería que se alimenta de nuestros complejos, con el despojo de humanos que nos vaciamos sin hacer nada, sin mirar nada. Somos los objetos de un capitalismo devorador, de una televisión que nos deja con un cumulo de anhelos incumplidos, de gobiernos incapaces de atender las necesidades de poblaciones. La constante indiferencia que permea a esta sociedad contemporánea proviene de esa falta de espíritu combativo; dejar la cómoda postura de mediocridad requiere de sacrificio, por lo menos aún no se de algún guerrillero que haya ido a luchar con un Ipod.

Este año brindaré por que se despierte la reverencia espiritual. ¡Salud!

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Un poco de suerte.

Con un poco de suerte mi metamorfosis será en un pajarito; permítanme por favor este anhelo, quiero un poco de sueño. Mis manos tiemblan, sorben angustia y la luz se apaga. La batería de mi ordenador anuncia doce minutos de resistencia, no es más que la fuga del tiempo, el tiempo que huye recalcando sus pasos. Este tiempo se va, yo me voy con él, también me permito despedirme en esta carta, no, mejor no. Todavía hay mucho que escribir, aunque la batería se termine y me termine. Escribiré lo que pueda, lo que deba, pero sobre todo lo que hay.

lunes, 14 de diciembre de 2009

La imposibilidad.

Hoy no sale nadahoynosalenada. Hoy no sale nadahoynosalenada.Hoy no sale nadahoynosalenada.Hoy no sale nadahoynosalenada.

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martes, 8 de diciembre de 2009

Ocho cuartos

Casi desde los doce años tengo libretitas donde anoto recuerdos, algunos se pueden palpar y muchos otros quisiera quemarlos. Revisé los horrores de las perdidas y cuantifiqué mis alegrías en una página absoluta que parece pergamino. Suenas tan triste, casi todo el tiempo. Lo siento Corina-le dije- algunas veces somos más una cosa que la otra y a mi me tocó ser la tristeza, mira lee aquí, casi desde chiquita. Pues bueno ¿habrá un momento en que escribas que eres feliz y todo te va bien? Muy probablemente no pueda contestar eso, pues la felicidad nunca es así. Siempre he pensado que existen momentos bellos, personas irrepetibles y sentimientos que no puedes calcar, eso es terrible porque cuando se acaba, se acaba y ya.

Recuerdo que Corina me miró y después se fue, no físicamente, pero en un rato dejó de estar conmigo y su pensamiento se fue quién sabe dónde, así era ella, no objetaba mis observaciones porque me quería con una devoción y me tenía fe, ella a mi más que yo a mi. Es gracioso porque un día decidió irse de verdad odiándome tanto. Ella no se ha terminado en mi libreta, pero sobre todo en mí. Una vez confesado esto supongo que no será difícil contar lo demás.

¿Y que me dices de B?

Ella también me quiso, pero el otro día paseaba en la moto, el rumbo era por la Universidad, muy al norte, subiendo un puente vehicular miré un letrero que decía: Querétaro, y una flecha que indicaba los kilómetros y la ruta. Yo en ese momento miré el horizonte desde el puente, se veía tan lejano, muchas lucecitas alumbraban las casitas de los cerros, muchísimas casitas pensé y entonces sentí la distancia física que nos separaba, era demasiada y encima de todo se sumaba con la distancia emocional ¿Alguna vez lo ha sentido? Digo, es terrible, algo indescriptible. En ese momento supe que ella me había olvidado y que tal vez me quedé suspendida entre la mujer que conocí y la que ahora es. Antes de la ruptura un amigo en común me contó que ella era determinante en sus decisiones; entonces le respondí a ese amigo que si ella era de ese modo yo nunca la había conocido realmente. Mientras bajaba el puente vehicular arriba de la moto pensaba todo eso, los pensamientos son mucho más rápidos que el tiempo, después seguí, pero no podía dejar de pensar que Querétaro está muy lejos como ella de mi. Total, probablemente tendría cosas muy chingonas ahorita, pero mi libertad hubiera estado muy cuartada a sus vaivenes, al final de nuestra relación ella no era la misma, pensaba que yo seguiría siendo obediente a sus comportamientos y que le haría fiesta a sus groserías, cambio mucho después de la escuela de arte. No debiera seguir hablando de ella, pero para eso está usted aquí, amenos eso creo.

¿Vas a quedarte ahí mirando hacia la nada? – Preguntó el tipo-

Sólo quiero entender como la gente cambia tanto, yo cambié y no le importó. Por favor ella me da flojera, ahora que lo pienso bien fue demasiado egoísta, supongo que esa persona maravillosa se quedó en una página de mi cuaderno. Esa parte merece un funeral, uno bello para darle paso a cosas hermosas. Tal vez…fue lo mejor

Vaya, cuantas mujeres has tenido. Dijo el tipo con aire curioso. También he tenido hombres, algunos han sido tan perfectos, casi parecen mujeres. Por ejemplo me acuerdo de C, él debiera tener dos nombres, siempre le dije que tenía doble personalidad, una de ellas me amaba, la otra me hacía la vida difícil. Ya para que no se aburra tanto le cuento que una vez yo trabajaba en una pastelería, era el encargado, ganaba muy poco dinero pero era un trabajo de medio tiempo. Total, C y yo habíamos discutido y ese día al muy tonto se le ocurrió ir a mi trabajo, fue a "visitarme". Yo estaba nervioso, le serví un café y con cara de hastío le pregunté porqué no había esperado a que saliera del trabajo. Mira -me dijo- yo vengo para que nos vayamos de aquí ahora mismo. Usted hubiera visto mi cara de susto. En ese momento llegó mi jefa que se espantó al verlo, porque además su hedor a alcohol y su cara de malora lo delataban ante la gente que iba a comprar pasteles (tan finos los clientes de ahí, si les contara). Mi jefa me dijo que saliera a la calle para arreglar "mi asunto", total que salimos y la muy desgraciada ya no me dejo regresar a la pastelería, la puerta se abría sólo por dentro, era una puerta eléctrica así que cuando salí a la calle y las cosas entre C y yo se pusieron feas no podía regresar a la pastelería y dejarlo hablando solo. C comenzó a gritarme tan alto que mi jefa me dijo que iba a llamar a la policía si no hacía que él se fuera. Yo le rogué a C que se largara, que podiamos arreglar el asunto después, pero él estaba empeñado en no irse sino era conmigo. Después de un rato la policía llegó a la pastelería y todo se jodio, lo subieron a la patrulla a golpes y yo solo observaba el espectáculo con el dolor de mi corazón. Al final lo llevaron a la delegación y a mi también. En la delegación un doctor le dio un calmante, lo encerraron un rato y le pusieron una orden de restricción para que no se me acercara. La orden una semana después nos valió madres, pues hacíamos el amor intensamente en su sillón. Así fue mi relación con él, doctor ¿Usted cree que debiera borrar eso de mi libreta? Es decir, ¿comenzar desde cero?

Por supuesto, si eso quiere…

Bueno, ya estuvo bueno de cosas doctor, dígame cuánto le debo.

Mira, descansa que tú te quedas aquí y te tomas tus pastillas. – Dijo-

Doctor, pero ya estoy bien, déjeme salir.

Claro –responde él- sólo un par de observaciones más y firmo tu salida del psiquiátrico.

El Doctor salió del pabellón de mujeres y le comentó a una enfermera. Ella sigue pensando que es hombre, por un momento pensé que hoy había resultado su medicamento. Por un momento pensé… Y firmando una tabla se alejo dejando a la enfermera con el diagnostico: Trastorno de personalidad.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Miren aquí y fíjense bien.

Llevo horas pegada al monitor de esta computadora. Intentando escribir algo bello que se me ocurrió en el apurado transcurso para llegar a la Universidad, pero se fue; más o menos era algo así:

Pronto tiraré los motivos de mi bolsillo

Caminaré sin nada…

Y ya, eso fue todo lo que recuerdo, de hecho la última frase se me hizo detestable. Frente al monitor una serie de imágenes tomaron mi cabeza. Así que me paré de la silla, ejercité mi cuerpo entumido con estiramientos, tomé agua y regrese a la pantalla. Nada.

Julia creyó que una copa de tinto la alivianaría. Se levantó, fue por el saca-corchos y abrió su vino. Un rato después nada. ¡Puta madre!

Justo en ese momento llegó su hermano a la casa, azotó la puerta y caminó por el pasillo de su casa con pasos plomeados y escandalosos, su cara le produce deseos de golpearlo muy duro, eso es nuevo. Él la mira, intercambia con su madre unas palabras y le escupe su repulsión con una mirada lastimera, como invitándole a comer caca. Ya me harté, así esta desde que cumplió veinte, no tiene justificación, la adolescencia ya se terminó, me odia y eso también es nuevo. Mañana que no haya nadie en la casa entraré a su recamara y lo asfixiaré, le daré de palos hasta dejar la sangre correr, que delicioso es imaginarlo.

10 de la mañana.

¡Él huevón cerró su recamara con llave!

No existen muchos lugares para huir –pensó- Acabas de ganar ¡huevón! Yo preparo el desayuno.