jueves, 7 de enero de 2016

Alaridos nivel: ¡Quiero una beca!


Una gran confusión de pensamientos me impide comenzar este texto de forma grandiosa, como uno de esos párrafos que desde las primeras lineas desarman al lector. Bueno, les aviso, de eso no hay aquí, es un blog y lo expreso sin menosprecio. Lo aseguro por que sé que aveces se encuentran cosas muy buenas y otras no tanto. Si quieren grandes aventuras llenas de cocaína, sicarios, mujeres y sexo lean a Carlos Velázquez

De lo que sí escribiré sin artificios literarios es sobre ciertos bochornos nocturnos que me dan, he ido al doctor y me ha dicho que no es grave, pero desde hace seis meses me despierto a las tres de la mañana pensando que algo está jodiéndose en mi cuerpo, tengo fuertes dolores de nalgas, rodillas y espalda, dolores que repercuten en mi concentración (no, no es cierto, nunca he sido muy concentrada, pero sí duele mucho) creo que ahora sí me estoy volviendo loca, discretamente lo deseaba pero no creí que volverse loca estuviera acompañado de bochornos, insomnio y dolores.

Platiqué con un amigo y me aseguró que dejando mi trabajo volvería a ser la chica natural, sonriente y medio nalgona de siempre. Francamente pensé que su opinión no servía de nada, pero platicando mis penas con mucha ligereza me encontré que varios amigos y conocidos tenían el mismo mal. Nayeli, una amiga que trabajó medio año gratis y otro medio en proyectos, me comentó que incluso hay casos peores "a mí, por ejemplo, se me caía el cabello, me lo tocaba y salían mechones", dijo aliviada de esa etapa en la puerta del elevador que la deja en la oficina de su muy remunerado trabajo. Nayeli también me aseguró que era por mi trabajo y que el único remedio posible era chuparle una teta al Estado, o sea, conseguir una beca o renunciar.

Gabriel R, quien formó parte de las filas laborales dentro de un equipo editorial y que luego fue becado por escribir un cuento, también me contó que desde que tiene su beca del FONCA sus pedos huelen a rosa. Otros amigos menos bendecidos por el Estado cuentan con el apoyo incondicional de sus padres clase-medieros no sufren de insomnio y bochornos nocturnos, por el contrario todo el tiempo sus ropas huelen a limpio, caminan pensando en sus próximos proyectos y haciendo como que buscan colocarse en algún puesto de trabajo que respete el tan bendecido lunes a viernes.

La idea de la beca suena delicioso, no trabajar y vivir de lo que puedes chuparle a las instituciones, con sólo pensarlo me está dando sueño, debe ser buen augurio.
Buscaré la beca que mejor me acomode porque trabajar diez horas de lunes a domingo no es de Dios y si no puedo obtener una beca cambiaré de amigos porque la verdad es mucha pinche pretensión y para empezar voy a bloquear sus notificaciones en Facebook, la envidia no es buena consejera y puedo terminar siendo la sierra eléctrica de la foto traspasando la puerta.