martes, 27 de julio de 2010

El infinito electrofónico. (1997)

Hasta el año pasado se creía que nuestro sistema solar era una excepción, solos en el universo, pero en 1996 se descubrieron ocho sistemas planetarios distintos al nuestro...

-Sinceramente ¿alguna vez te sentiste sola?
- (...)
-Mal hecho, cada vez es menos probable que estemos solos. Sólo en nuestra galaxia hay 500 mil billones de estrellas ¿te imaginas?
- (...)
-No te preocupes, yo tampoco puedo...
-¿Sabes que me quita el sueño? Tengo la certeza de que las señales están, pero no las miramos de una manera adecuada.

Eliseo Subiela.

lunes, 26 de julio de 2010

Yo no sabía.

Ser una mujer soltera, joven y feliz puede resultar muy peligroso en un mundo lleno de misería emocional. Hace tiempo decidí guardar mis historias de desamor, de presentar mis credenciales con el corazón roto; hace tiempo que cambié el silbidillo incipido de mi canción. La felicidad es como un rayo, viene y va, tratandose de personas la cosa nunca es como quisieramos que fuera, con todo esto lo que trato de hacer es enumerar los peligros a los que se enfrenta una mujer soltera, pero sobre todo una mujer feliz.

Ahora debo cuidarme de los tipos que quieren que me enamore de ellos, de los que se creen más que yo (más reinas, más guapos, más mamones etc), de los que te avientan sus miserias emocionales, de los que te quieren embarazar,de los que sólo hablan y hablan para impresionar y que al final aburren, de los patanes mala copa, de los que se creen almas libres y que al final no lo son tanto,de los que te amenazan advirtiendote que la soledad es terrible y en general de todos los que le temen a una mujer libre.

Los hombres siguen siendo maravillosos, siguen gustandome mucho, sin embargo algo en mi ha cambiado, tal vez les perdí el miedo, tal vez me divierto más, seguramente sí me quedaré sola y me haré viejita y nunca nadie me habrá amado, ni se me abrirá el pecho presagiando un fuerte amor, tal vez nunca me case en París (de hecho, tal vez nunca me case) pero poco a poco le he perdido el miedo a esas cosas y me salieron alas. En resumen, estoy contenta con mi piel y no sabía que es hermoso.

viernes, 23 de julio de 2010

Las hadas no le tienen miedo al vacío.

El otro día me encontraba al borde de un acantilado, sin saber cómo llegue ahí la punta de mi pie apuntaba al vacío, entonces escuché una voz, mezclada con el aire que retumbaba en mis oídos:

¿A dónde vas?
¿Piensas tirarte así nada más?

Realmente me iba a tirar y con semejante distracción perdí el trance que traía.

No seas marica!!
Tirarse es lo más fácil, debieras aprender a volar- me decía la voz-

Con la punta de mi pie apuntando al vacío recordé de pronto unas palabras que ví en cierta peli, dicen más o menos así:

"Había una vez un hada, que vino a la tierra a cumplir una misión y quedó atrapada en este mundo. En este mundo las hadas pierden su inmortalidad, pueden morise como cualquiera.
El hada había perdido sus condiciones mágicas y estaba muy triste por las injusticias y atrocidades del mundo de los humanos, frente a las cuales sentía que muy poco podía hacer. Un día decició dejar de buscar las puertas para volver a su mundo, pero sí se iba a quedar en esté quería que le pasara algo muy especial...

¡Basta de truquitos! - se dijo- Vamos a ver si somos capaces de hacer un milagro en serio, EL GRAN MILAGRO..."

Entonces con esas palabras en mi cabeza, me aventé al vacío sin miedo...

Y el milagro sucedió.

domingo, 18 de julio de 2010

Policia ¡Cuidado!

En México caminar por una banqueta y morir atropellado mientras oficiales de tránsito extorsionan a un ciudadano para su desayuno es muy común. Morir atropellado en una banqueta resulta ser un cotidiano, también es muy común que te avienten una terapia de 30 minutos oficiales de la SSP intentando convencerte de que eres un delincuente. Algunas veces es precindible escribir de ello.

Moisés Martínez de 36 años de edad, lleva 14 de policía. Ingresó con 22 años cuando ya tenía dos hijos y un hogar estable. Dentro de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) desempeña el cargo de policía auxiliar. Hoy ya tiene tres hijos, dos niñas, una de 15 años y la otra de 13, y un varón de 8. “A decir verdad, cuando entré a la corporación a mí me enorgullecía decir que era policía, después a mis hijos les decía: No, no vayan a decir que soy policía porque quién sabe que vayan a pensar. Es triste pero lo toman como lo peor, no lo consideran amigo del ciudadano sino, muchas veces, lo ven como enemigo. Por algunos compañeros que puedan tener mala reputación, aquí nos tachan a todos. Por unos cuantos, pagamos todos”, dice dolido Moisés Martínez.


Para Moisés no fue difícil entrar en la corporación policiaca. Para ser policía auxiliar se deben cumplir los siguientes requisitos como señala la SSP: ser mexicano por nacimiento, tener al menos 18 años, estatura mínima de 1.55 m. en mujeres y 1.65 en hombres, no tener antecedentes penales, no tener ningún tipo de tatuajes y aprobar los exámenes físicos, médicos y psicométricos. Sin embargo, el Instituto para la Seguridad y la Democracia A.C señala que la SSP acepta solicitudes que no cumplen con todos los requisitos, por ejemplo, el nivel educativo, entidad federativa, entre otras características, lo que hace que gente cada vez más joven, sin experiencia y educación ingrese a la corporación.


Enrique Camacho otro oficial entró con 20 años, hace 3. Hoy tiene 23 y con el uniforme aparenta más edad, hasta parece obeso con su chaleco antibalas ¿Cómo correrá con ese uniforme que lo hace ver tan pesado? Pienso mientras acepta darme o no la entrevista, ya que él en su labor como oficial parece muy responsable, no sonríe, se mantiene serio mientras me cuenta como se hizo policía: “Yo nada más fui, entregué mis documentos, hice mis exámenes, pasé por mi academia y ya, en seis meses ya era policía”. Además, añade: “Ser policía no fue mi única opción de trabajo, pero sí fue la que más me gustó, aunque existen cosas malas, entre ellas el sueldo”.


Jaime López-Aranda, encargado del área de seguridad y justicia del Centro de Investigación para el Desarrollo en México (CIDAC), comenta que los niveles de capacitación varían mucho: “Existen policías bien capacitados y que tienen muy buenos sueldos,  un ejemplo, la policía municipal de Guadalajara. Ahora bien, existen otros policías que se encuentran en la calle de la amargura en cuanto a capacitación y a sueldos.” Agrega que no existen mecanismos institucionales para identificar o despedir a los elementos que se hayan corrompido o no sean dignos de confianza.


En algunos países de Europa y Estados Unidos, la policía está mejor capacitada y presentan rendición de cuentas al ciudadano. Además tienen un sueldo superior. En estos países ser policía significa tener una carrera y cierto grado de respeto. Para llegar a tener ese nivel de cuerpos policiacos los oficiales se enfrentaron a una aplicación de la justicia por igual como señala López- Aranda: “En Nueva York se comenzaron a hacer juicios contra los policías después de los hechos brutales como el homicidio a sangre fría de Amadou Dialio, un civil inmigrante de Guinea a quien balearon 41 veces afuera de su domicilio por creer que era poseedor de droga. Esto sucedió en la alcaldía de Giuliani. En esos momentos comienza a intervenir Derechos Humanos para tener una mejor vigilancia sobre el policía y una mayor vinculación con la comunidad, sobre todo con las minorías”.


Rumbo a la plancha del zócalo se puede ver a Moisés Martínez apuntando en una libreta de forma apresurada números, pareciera estar pronosticando su quiniela. No parece cansado, se ve fresco a pesar del sol que brilló casi toda la tarde. Su charla es amable y fluida: “Hoy en día le puedo decir que no hay respeto para el uniformado, o sea, ya es totalmente diferente. Uno como autoridad ya perdió el respeto. Finalmente el automovilista se detiene y lo que a uno le empieza a decir es que lo va a acusar a uno de abuso de autoridad, antes de… y eso también lo ha generado el gobierno. A ver, para que no haya malos policías ¡denúncielos! Entonces uno ya no le puede decir nada al ciudadano porque se queja también, o sea, aunque sea infractor o delincuente, porque muchas veces también los delincuentes se quejan de uno, para todos es igual la ley, a veces se la quieren voltear, así como: Ahorita vas a ver, les voy a decir que me hiciste esto y esto y esto”.


Para muchos sería deseable tener una relación de proximidad entre el ciudadano y el policía, pero la idea del policía como representante del Estado y a quien se le brinda respeto es una buena aspiración que hoy en día no se cumple. “Quienes son responsables de hacer cumplir la ley deberían de gozar de cierto respeto. Sin embargo la relación que tenemos con la autoridad es ambigua, algunas veces le tememos, a veces queremos ignorarla, a veces queremos utilizarla para nuestros fines, sea corrompiéndola, subyugarla ¿Cuántas veces no han parado a un automovilista porque se pasó un alto, se baja el conductor y empieza a pendejear al policía? Los mexicanos no tenemos una relación con la autoridad ya que aquí no estamos acostumbrados a ser súbditos de la ley. La ley o es un inconveniente o una herramienta o algo que esta allá afuera e ignoramos, es natural que eso se extienda a los policías”, explica López- Aranda.


El policía es una figura que no despierta respeto, si acaso temor. Alrededor de la figura del policía se mezcla la corrupción, narcotráfico, abuso de poder, mafias y falta de credibilidad. En los últimos años se ha visto agudizada esta visión por la incapacidad del Estado para hacer cumplir la ley. “En una ocasión me tocó cuidar un banco y llegaron para el cierre dos sujetos en un vehículo, entonces se metieron al banco como cualquier cuenta habiente y ya estando dentro sacaron el arma. Dos se me acercaron, me desarmaron, mientras los otros cometieron el robo dentro de la sucursal. La impresión y el miedo de que lo estén apuntando con un arma en la cabeza es la cosa más fuerte”, narra Moisés Martínez Ortega.


Para el policía individual, afirma Jaime López- Aranda, lo más fácil es dejar que se roben el dinero, probablemente para el Estado no: “El trabajo del policía en México con las herramientas que tienen y la poca preparación es lidiar con un hampa relativamente común, disuadir a cierto tipo de delincuentes con su presencia, que es el delincuente de oportunidad, el de más bajo nivel, incluso tal vez detenerlos, pero no está equipado ni debe lidiar con una delincuencia relativamente más organizada. Un policía común no debe tratar con un crimen organizado, ni es su función ni sería eficaz que lo hiciera porque sería demasiado ineficiente. Existe una razón por la cuál a un policía antisecuestros se le paga 5 o 10 veces más que a un policía de calle”.


Moisés Martínez no se ve haciendo una labor que comprometa su vida, tampoco su aspecto luce preocupado porque algún superior nos observe charlando, así que su plática continúa: “Definitivamente nos ven como enemigos. Si hay un poquito de miedo, coraje, no sé la gente…yo les platico a mis hijos que definitivamente el policía es para cuidar al ciudadano, pero cada cabeza es un mundo, algunos damos nuestro mejor esfuerzo y hay otros que han hecho ver mal a la corporación”.


Enrique, el joven policía de 23 años, me avisa que la entrevista debe terminar porque en la plaza joyera hay cámaras que lo vigilan y puede pasar su superior y vernos. En labor de guardia no tiene permitido charlar con otras personas. Sin embargo, me cuenta: “Me he sentido discriminado por mucha gente. Alguien te puede preguntar una dirección y si no la ubicas ya te tachan de que eres un tonto y todo eso. Yo creo que no somos computadoras y tampoco GPS para decirles dónde están ubicados y por dónde van a llegar”, comenta Enrique algo molesto.

El mexicano participa activamente en la corrupción según el Centro de Investigación para el Desarrollo de México (CIDAC). Se trata de un desorganizado modelo de corrupción en donde los intereses particulares moldean cantidades de mordidas, acuerdos para permitir venta de drogas etc. Mientras mucha gente alrededor de la figura del policía fomente la corrupción, no hay nada que se pueda hacer, es por ello que existen las actuales campañas fomentando los valores en contra de las mordidas y la falta de una cultura de la denuncia. Esto también lo saben los oficiales de la policía, Moisés Martínez afirma: “Decían que la corporación tenía altos índices de corrupción, pero no nada más el policía, sino finalmente era todo, todo, todo. En diferentes niveles, eran oficinas de gobierno, instancias gubernamentales, había una corrupción tremenda aquí. Ahorita puedo decir que ya no tanta, en la corporación ha bajado bastante, pero generalmente la mala opinión se concentra en el policía”.


La falta de respeto al uniformado podría ser uno de los factores que provoquen otras actitudes hostiles hacía la ciudadanía, por ejemplo, el abuso de poder. Esto es algo que se extiende rápidamente y no es exclusivo del cuerpo policiaco, se sabe incluso que el abuso de poder se da en toda organización que esté ordenada jerárquicamente. Desde la policía es el pan de cada día. Moisés Martínez nos cuenta su experiencia con un tono de voz conformista. “Una vez me mandaron a cuidar la embajada gringa porque iba a ver una manifestación, yo no sabía muy bien de qué se trataba, pero fui. Cuándo llegamos ya había mucha gente, algunos chamacos comenzaron a tirarnos piedras, yo no tenía ninguna intención de hacer nada en contra de ellos, para mí eran niños y ahorita que veo a mi hija con menos razón, ese día mi comandante me dijo que arrestara a un chamaco para que los otros se asustaran y dejaran de agredirnos, yo no quería y él me amenazó con arrestarme y bajarme el sueldo si no lo hacía, terminé accediendo. Yo sólo quería darle un susto al niño para que nos dejara de agredir, pero cuando me acercaba se puso demasiado violento y entre yo y otros compañeros comenzamos a sujetarlo mientras sus otros amigos seguían aventando piedras. Uno de mis compañeros no se aguantó y fue y le pegó a uno. Las cosas se pusieron muy feas porque gente de la manifestación saco sus cámaras de foto, algunos reporteros se nos acercaron para tomarnos vídeo y la verdad todo eso se pudo evitar”.


Enrique Camacho, el celador de la joyería en Madero, coincide que depende de la ética de cada policía: “Existen compañeros que tienen eso del abuso de poder, pero también dependiendo de los valores de cada uno. Tener un uniforme es una responsabilidad más y eso no significa que sea para abusar de las personas, se supone que estamos para protegerlas, no para terminarlas de amolar”.

No cabe duda que en México las tensiones entre la policía y la ciudadanía son constantes y hoy por hoy la policía sigue teniendo mala fama y poca confianza del ciudadano. López-Aranda coincide que el problema de fondo tiene que ver con la educación, tanto del ciudadano como del policía que a final de cuentas también es ciudadano: “Nadie se levanta diciendo: hoy voy hacer de mi país algo peor. Siempre hemos estado en un nivel de desconfianza. Los policías no representan la autoridad, o tal vez sí en un país donde la autoridad no representa mucho”.

jueves, 15 de julio de 2010

Que triste, todos dicen que estoy...

Nota: Si usted mi estimado lector busca poesía compleja o textos ilustrísimos, este no es el post.

Hoy contemplaba algunas fotos mías de hace 4 años, exactamente del 2006 y vi a una mujer muy triste, me sorprendí y hasta pensé: "¿Esa era yo?" Antes me quejaba demasiado de la soledad, lamentaba tener un novio y sentirme tan hueca por dentro, tan vacía. Lamentaba que personas "hermosas" llegaran a mi vida y se fueran, siempre creía que era mi culpa y me quedaba mucho muy herida. El repaso a esa existencia me lleno de tranquilidad, sólo fue eso, un repaso, un breve instante que tenía que suceder hoy en mi casa, con mi mente clara y mi corazón en paz. Algunas veces vuelvo a sentir una soledad inmensa, que me absorbe, sobre todo en ciertos lugares a las tres de la mañana, pero son eso, pequeños tropiezos que me hacen avanzar y no retroceder.

Ahora disfruto tanto aburrirme de mi vida tranquila, adoro los detalles que me rodean,  por ejemplo, ver mi reflejo en las tazas de café, en los espejos, tomar mis espacios y hacerlos mios, saber que voy a pertenecer a mí, quererme y brindarme todos los perdones que me debo por haberme sometido a tanto dolor. Me corté las alas, eso me pasó, ahora no me las corto, sólo el cabello y luzco preciosa.

Reinventarse era la luz que le faltaba a mi espíritu y Je bois à l´existence