viernes, 27 de junio de 2008

S.O.S


No he viajado por países, no hablo latín, digo que he leído más de lo que en verdad es, mis ingenuas pupilas creen que los aviones estacionados en el Walt Mart despegan de sus estacionamientos, puede que deba confesar que utilizo la Wiki para satisfacer mis curiosidades seudo-intelectuales, suelo dormir mucho y comer poco. Sin embargo en medio de mis pensamientos y una calle oscura llena de perros ladrando a todo lo que se movía encontré la vida misma simplificada en un gato blanco, pequeño, ojos azules y tremendamente hermoso; estaba paralizado por el miedo, por los ladridos de los perros, cuando pasé por donde estaba me sintió y me chillo despacito para que yo lo escuchara (¡Miau!) gemido débil y asustado. Llega un punto en donde dejas de consultar las líneas de la mano y contemplativo sientes la alegría de un gatito ronroneando en tus brazos agradecido porque apareciste justo en el momento en que ambos se necesitaban.

Así de simple llega la felicidad.

domingo, 22 de junio de 2008

Invernando (1ra parte)

Orlando era un caballero alto, delgado, de ojos grandes y porte grácil de aire afeminado, ante los ojos de los demás débil, no apto para las batallas que se enfrentaban en esa época por la vieja España. Siendo un caballero hermoso y bien acomodado se concentraba en la literatura y la seducción de mujeres de la corona junto con las cortezanas de las mismas, las mujeres de dinero lo consagraban como el amante tierno y mejor dotado jamás tenido en sus lechos, Orlando lo sabia, mas su nobleza nunca le permitía hacer lucro de ello.

 
Un día las celebraciones de la cuidad por una batalla victoriosa obtenida trajeron gente extranjera, visitantes de todas partes del mundo, la reina buena amiga suya de inmediato le hizo la invitación formal pidiendo su precencia a su lado a la hora de la comida que estaba por celebrarse. Orlando poco emocionado decidió vesrtirse no apto para la ocasión, así que en lugar de ponerse sus mejores trajes decidió esconder su cuerpo bajo su armadura de caballero e ir a la comida con un aire de seguridad que le brindaba su pesado atuendo. Sirviéndole de nada Orlando llegó puntual a la comida que brindaba la reina, incándose a sus pies y besando su mano como buen caballero le dijo que no le hiciera permanecer mucho en la comida pues deseaba estar solo, su reina contestó:  -Orlando conceda el placer a su reina de presentarle a unas personas, despues le dejaré retirarse- Él sin otra determinación que  estar solo dejó que su reina le llevara con reyes, reinas y princesas de otras tierras.

Cuando llegó el momento de presentarle al gobernante de Germania occidental y a su hija Orlando, tentando a la casualidad e imposibilitado a huir de ella cayó a los pies de la muchacha fascinado e incrédulo ante tanta belleza, como era de esperarse la muchacha inmutada ante las muestras de cortesía soltase de la mano y dijo llamarse Kalidasa, pero ella acostumbrada a tanta amabilidad por parte de extraños nunca mostraba el mas ligero sobresalto, su actitud era como su tierra misma, fría e indiferente esperando ser alabada, consentida y tratada con las más exquisitas muestras de adulación. Orlando al verse flechado por tanta belleza no pudo desprenderse de Kalidasa en toda la comida, la reina al verle tan interesado y segura de que Kalidasa jugaría con el caballero tentaba a su suerte para ceder a los intentos de Orlando por acercarse a la joven ¿Es hermosa verdad? ¿Vamos Orlando porque no le enseñas a bailar y a conocer nuestra hospitalidad? - le decía- Orlando dejando su pesada armadura y dirijiendose hacia la joven rodeada de muchachos que la cortejaban se dejo arrastrar por el silencio de una mano flotando e invitandola a bailar, ella contemplativa dejaba tomarse por la cintura y ser llevada como melodía por las manos de Orlando, un paso a la vez,    para aprender tienes que soltar tu cuerpo a mis manos, al movimiento - le decía-

 
Kalidasa empezó a sentir un fuerte latir en su corazón, algo que le pronunciaba que esta vez sería distinto, sin embargo, su razón terca como suele ser la mantenía indiferente ante los gestos de seducción de Orlando, la reina desde su lugar los obsevaba: "hermosos, inocentes, dos almas no contaminadas por el desengaño, dejandose llevar por el amor" Porque así era, Kalidasa cedia su cuerpo a Orlando, su cuerpo era reclamado por él y Kalidasa sentía cada vez más esas ganas de hacerse una con él. Orlando al sentirla cerca  temía verla a los ojos, sus pupilas siempre fueron delatoras de sus más profundos deseos, así que evitaba a toda costa dejarse ver a los ojos. Cuando Kalidasa finalmente sucumbió a la terquedad de su razón se alejo de él pidiendole a otro joven buen mozo la ayudara, Orlando satisfecho por el encuentro volvió al lado de la reina y esta le dijo: " Orlando mientras tú te entretienes con esa joven su padre los obseva y al parecer los extranjeros no le simpatizan" Ante esas palabras Orlando sólo pudo comprender que la reina se encontraba celosa sin saber que la advertencia respondia mas a su pura protección que a los celos, pues finalmente un amante con el corazón roto ¿de que sirve?.

Pasaron los dias y Orlando cortejaba cada vez más a Kalidasa; ella simplemente se dejaba llevar pues sabía que era cuestión de días para volver a su territorio y desposarse con un joven a quién su padre prometió su mano. Cuando Orlando se enteró de su partida y la fecha exacta de la misma decidó declarle sus sentimientos, ella pasmada por tanta nobleza le propone a Orlando fugarse: "Cuando el barco zarpe lleva provisiones para poder esconderte y así llegando a mi tierra desposarme contigo, antes de que mi cuerpo sea entregado a otro, te dejaré mi corazón". Y así Orlando sin decir nada  prepara las provisiones para el viaje con su amada, empaca espectativa y futuro dos cosas imprecindibles para el amor, claro junto con comida y frasadas para el frio; la noche tan esperada por los amantes llego, Orlando decide emprender el viaje hacia el barco, llegó al puerto demasiado tarde, pues descubre con amarga tristeza que el barco y los visitantes extranjeros se habían ido. Su corazón desolado cayó al suelo sin que él pudiera hacer nada, abatido  regresó a casa, de pronto tocan a su puerta, era el mensajero de la reina que lo solicitaba con urgencia pues ella había contraído una extraña fiebre la noche anterior y alucinaba con su propia muerte, según las noticias del mensajero su reina no pasaría de esa noche. Orlando completamente fuera de sí tomo un corcel y cabalgando hacia el aposento de la reina descubrió el estado de gravedad, sin nada más  que hacer se apoyó sobre sus rodillas súplicandole a la muerte que no , que ese no es el momento. Cuando la reina escucha las súplicas pone una mano sobre su boca y débilmente le dice: "Orlando, este no es momento, calla, quiero que sepas que agradezco infinitamente tu compañía, así que dime, pídeme lo que quieras pues antes de morir te lo concederé". Ante su incapacidad para pensar en que pedir la reina le dice: "Tú eres hermoso, rico y noble de corazón, una persona como tú merece ser eterno, pasar por los años y guardar la esperanza de una mejor humanidad, así que no dudes que apartir de este momento aunque tu corazón este roto albergarás la inmortalidad para sanarlo y renacer pese al dolor...


Una vez dicho esto la reina dejó caer el último suspiro de tranquilidad y murió. Los fuenerales se realizaron largamente y Orlando ajeno a su inmortalidad fue el encargado de ver a su reina incinerada y llevada por el viento a mejores horizontes. Despues de eso volvió a su casa y despojandose de la ropa durmió. Al dÍa siguiente sus sirvientes tocarón a su puerta, el sol salío alumbrando toda su casa y Orlando no despertaba. Los sirvientes preocupados porque su amo no respondía y temiendo una desgracia forzaron la puerta, asustados corrieron al aposento de Orlando descubriendo que este dormía plácidamente. Los días pasarón y Orlando no despertaba, su sirviente  más cercano preocupado por tan extraño acontecimiento llamo urgente a un medico quien lo examinó a detalle, su diagnostico:

- El señor duerme una plácida siesta-.

sábado, 14 de junio de 2008

Hoy tengo ganas.

Sí, hoy tengo ganas de tener un hijo, de ser estrujada entre unos brazos sin te quieros que no se saben cumplir, contemplar la noche con su aire frío y su luna, ver una película, terminar mi libro, escuchar muchas veces una canción que me hace vibrar a todo volumen, fumar una cajetilla de cigarros, embriagarme, gemir, bailar, salir corriendo de mi casa caminar y caminar hasta que me alcance la madrugada.

Pero sobre todo tengo ganas de correr hacia un muro y estamparme contra una pared.

lunes, 9 de junio de 2008

¿Que es la felicidad?

La felicidad es: (...) ¡ya se me olvido!

lunes, 2 de junio de 2008

La vajilla

Mi madre es una mujer típica, navega de aquí para allá satisfecha de tener su casa, su marido y sus hijos. El complemento que la hace una mujer común es su religión, adoptada por mi abuela y mal aprendida por mi madre, cuando era niña no me salve del bautizo, la presentación, la primera comunión, los afamados xv años y aquellas ceremonias que refrendaban la autenticidad por medio de una religión mal parida.

Con semejante educación se llega a creer en un ser superior, en la idolatría y la alabanza para alcanzar alguna buena virtud y trasmitírsela al mundo, sin embargo la fe (en todo aspecto) con el paso del tiempo cuando no se enraíza de manera concreta se quiebra, entonces uno crece con la desilusión de que Dios no existe pero no-solo eso, lo que se descubre es: la desilusión, el descubrir verdades que se disfrazan -qué se debe decir pero que nunca se dice- y uno las descubre para decir: “Que jodida es la vida”. Desde los días de mis amargos hallazgos y desilusiones no encuentro un canal comunicativo con la gente común (gente que cree en los reyes magos o cuentos de hadas) incluida mi madre, cada vez que en la hora de comida hablo acerca de los sacerdotes pederastas ella me comenta que en la iglesia un muchacho se acaba de hacer sacerdote o por ejemplo cuando le digo que quiero un libro ella (toda emocionada porque al fin encontramos algo en común) saca de su bolso el ultimo ejemplar de la revista “Dios es mi salvador”.

Nuestros lenguajes son distantes me desconoce y la desconozco sin embargo existe un punto donde convergemos, es cuando la miro en silencio y ella habla de cómo le fue en su día o cuando sonríe, ella es bonita como una luciérnaga, en esos días en donde ambas estámos iluminadas por un silencio en común ella prende su stereo, pone un disco de acetato y me dedica canciones, yo le presto libros de Simone De Beauvoir o de Boris Vian despues busca en sus muebles de madera la vajilla que guarda para ocasiones especiales y pone la mesa más bonita en honor a nuestros buenos ratos.