sábado, 27 de marzo de 2010

De Revoluciones y otros menesteres.


El día miércoles me levanté como de costumbre, en mi rutina matutina decidí encender la televisión. Tener cable en estos tiempos no sé si considerarlo una bendición o una tragedia, sin embargo ahí estaba yo apretando el power del control remoto, para después cambiarle de canal porque todo me aburrió. Mis ganas de ver la televisión se avivaron cuando encontré el canal que tiene dichs dedicado a Carmen Aristegui y su noticiero. Ella estaba hablando con el rector del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) acerca de dos cuerpos  de presuntos narcotraficantes encontrados frente al campus. El rector muy ingenuamente comentaba lo que sucedió. Casi textual él dijo:
 
"Nos informaron de los cadáveres que se encontraron a las afueras del campus y fuimos a ver qué era lo que ocurría. Cuando llegamos vimos que el ejército levantaba los cuerpos y se los llevaba, hasta ese momento todo parecía normal, los militares nos informaron que eran dos narcotraficantes. Yo (dijo el rector) por supuesto que sospeche, les dije a los militares que esos "narcotraficantes" parecían estudiantes, sin embargo me vi en la obligación de ayudar y dejar las cosas así. Después de unos días los familiares de Jorge Antonio Mercado Alonso y Javier Francisco Arredondo Verdugo reportaron la desaparición de estos estudiantes, nosotros en efecto revisamos nuestra base de datos y descubrimos que eran alumnos con becas de excelencia y buenas calificaciones. De inmediato les pedí a los familiares que me acompañaran al forense, extrañados por mi petición se negaron diciendo que "para que buscar ahí" "ahí no van a estar". Como favor especial les pedí que identificaran unos cuerpos y para mi sorpresa los cadáveres que los militares habían identificado como narcotraficantes eran los mismos estudiantes buscados por sus familiares"



Un dato extra que comentaba el rector era que las credenciales de los estudiantes no aparecían por ningún lado. De ésta manera comencé mi día miércoles; en lugar de decidir no volver a encender la televisión jamás, pensé que sería buena idea mantenerme al día con respecto a esa nota. Investigar por mi cuenta y ser como un gato detrás de un ratón es lo que haré con mi credencial de estudiante y el apoyo de algunos profesores de mi casa de estudios. En México es el segundo hecho público en el que se confunde a civiles con sicarios o narcos, podría citar el muy reciente caso los jóvenes acribillados en una fiesta. León García Soler del periódico la Jornada lo escribe así: 

Larga digresión, pero obligada porque el asesinato de 15 jóvenes estudiantes acribillados en una fiesta por matones a sueldo en Ciudad Juárez desde luego fue noticia en el mundo entero, a pesar de que se dio en las tristes horas que siguieron el terremoto que destruyó Haití. Y los balazos de esas metralletas resonaron en Japón, donde estaba el Presidente de México en visita de Estado. Algún malhadado asesor habrá susurrado al oído del patrón que seguramente se trató de un ajuste de cuentas entre pandillas. Y tomaron la palabra las madres de esos muchachos, los trabajadores, los empresarios, las mujeres de Ciudad Juárez: Venga, señor Presidente, hágase presente en esta tierra dura, donde hemos tenido que vencer al desierto. Vea la realidad: la muerte, la violencia desatada. No es lo mismo hablar de guerra a la distancia, bajo el resguardo de miles de pretorianos.
Algo habrá resonado en el ánimo de Felipe Calderón, porque reconoció tácitamente el fracaso de las mal llamadas estrategias aplicadas para combatir el crimen organizado. Por lo menos en el desgraciado asunto de los jóvenes asesinados y el vergonzoso papel de las autoridades que dieron por hecho, sin más averiguaciones, que se trataba de un pleito de pandilleros. Vamos a cambiar, dijo el Presidente de la República. Envió al Ejército a suplir a las policías municipal y estatal. Ordenó el retiro del Ejército y la toma de la plaza, a cargo de la Policía Federal. Y ahora habrá cambio de estrategia. Los huesos de Descartes, el Método y los animales sacrificados para demostrar que los perros no tienen alma.



Nos encontramos en medio de una guerra, la ciudadanía se aterra y deja de ver televisión, deja de escuchar las noticias y de informarse, la vida pasa, hasta que un día desaparece tu hermano, secuestran a tu hermana y aún se ve tan lejos de ti, de mí. Están matando estudiantes y gente joven porque somos los que tenemos más posibilidades de hacer Revolución. El martes me enteré que quieren desaparecer a mi Universidad (UACM) otorgándole menos presupuesto para su existencia, porque somos nuevos, porque somos pocos, porque somos pobres, porque no hay graduados, por no ser católicos, mormones o judíos. No voy a esperar el día que llegue a la Universidad y encuentre bloqueada la entrada por granaderos como le sucedió al SME, tampoco puedo esperar a que se nos cuente que los militares por medio de sus lideres piden disculpas al confundir a estudiantes universitarios con narcotraficantes, esos hijos de puta no se equivocan. Si aún se piensa que no existen Revoluciones para esta generación es preciso decir que sin miedo las cosas se ven en su justa dimensión, el espíritu revolucionario sigue vivo.

1 comentario:

B.A. dijo...

y seguirá.

saludos. te leo.