martes, 17 de febrero de 2009

El fluir de las cosas

Hola, soy la novia de Víctor -dijo ella mientras me pedía toda entusiasmada un café al otro lado del mostrador-Orale, buena onda... ¿qué café quieres que te prepare?

Esa fue toda mi respuesta y sin embargo ante semejante declaración yo por primera vez tenía mi pulso firme, la mirada erguida y todo mi ser en su lugar. No es que no me importará que aquel muchacho guapo que iluminaba la cafetería con su manita rota y su sonrisa llena de ternura tuviera novia, son los sentimientos de tomar un respiro a tan encantadora seducción lo que hizo una reacción de tranquilidad. Hace algún tiempo lo hubiera perseguido y le habría dicho lo maravilloso que era para después tener sexo en su apartamento con la esperanza de que terminara convencido que yo era la mujer de su vida y todo habría sido inútil, yo tenía que entender de alguna manera que perseguir a alguien es la más absurda de las obsesiones porque al final del día, se irán. Todos y cada uno de mis amantes me hizo necesitarlos, cada uno de ellos construyo para mi un rincón en donde ellos se veían magníficos y cuando se iban sentía una angustia y vacíos que no se podían llenar, pero me equivoque al creer todo eso, de entrada...
¡¿un rincón?! la tonta necesidad de sentirme acompañada me relegó a un rincón cuando la realidad es que ellos pudieron darme el cielo sí yo lo hubiera querido.

El cielo que busco ahora no esta en linea recta, está en vertical. Nadie vive de perseguir imposibles...como dice Joaquín Sabina:

Era el pez con mejores caderas
del mar de la moda,
me dejaba chuchear por cualquiera
(incluyéndole a usted),
sus palabras decían de memoria
lo que dicen todos,
sus pupilas contaban historias
para no dormir.

Yo era la ultima mona, una innoble
miróna solitaria,
en las bodas algún pasodoble,
de suelto... ni hablar.
El perfume tabú de Chanel
y el cubata de Larios
no acostumbran buscarse un motel
cuando cierran el bar.

Porque siempre hubo clases y yo
soy la mujer invisible
que una noche soñó un imposible
parecido al amor.

Porque el mundo es injusto, chaval,
pero si me provocan
yo también sé jugarme la boca,
yo también sé besar.

3 comentarios:

Don Gato dijo...

Todos deberíamos luchar por mantenerse enteros ante cualquier situación. Mantener la mirada erguida es algo difícil pero te da poder sobre los demás y sobre la situación. Agregaría tener las facciones firmes, que nada delate tu estado de ánimo.

Aunque tu entrada no trata sobre eso, no quise opinar sobre lo que escribiste porque no se me ocurre nada.

Saludos!!

La guapa dijo...

Rodo en definitiva sí, la calma es mejor compañera que la angustiosa soledad por la perdida o desencanto de algúna persona. Todos los dias aprendo cada vez mejor que nadie es imprecindible, por ejemplo hoy iré solita al centrohistorico (ya sabes que es bonito si vives en el DF) y normalmente prefiero ir acompañada pero me gusta esta sensación.

Saludos y buena vibra.

Don Gato dijo...

Ey esa es justamente mi máxima sentimental-emocional: Nadie es imprescindible.

Al menos no soy el único insensible que piensa así.