miércoles, 4 de febrero de 2009

El feeling

Cuando uno reconstruye su vida de manera paralela también reinventa su tiempo, busca más momentos de soledad para sumergirse en pasatiempos que se disfrutan de manera tranquila. Justamente en ese punto entro yo, con cine, revistas, música, pero sobre todo con libros.

Ahí estoy en una librería viendo a un autor, recorriendo los pasillos de la narrativa contemporánea, descubriendo con emoción alguna novela censurada en su época o la poesía irreal, algunas veces me equivoco al escoger un libro y me arrepiento de la compra porque me aburro o no doy con lo que ofrecía la contraportada. El Internet asqueroso hace que se pierda la magia de buscar en los estantes o desforrar un libro, ya que quitar el forro es como desnudar a un nuevo amante, cumple tus espectativas y te atrapa o de plano desertas por falta de feeling.
Recorrer las calles del centro un domingo, tomar café y comprar algún texto se vuelve parte de esos espacios que se viven en soledad y que se necesitan como agua en un desierto.

El estar consiente de buscar tus propios gustos como ser individual e independiente requiere de iniciativa y ello tiene un gran mérito, sin embargo cuando yo encuentro un autor que me llega a emocionar o una novela me digo a mí misma: "Puta, esto es lo que andaba buscando..." y llegan las personas que sé puedo compartir letras o nombres o ideas, creando una empatía que se vuelve única y especial. El lado oscuro de la moneda es la conchudez de cierta parte del mundo que me rodea, algunos no paran de numerar nombres de libros para querer verse más "cultos" de lo que en realidad son. Por otro lado también están los que solo ven qué traes en mano para decir: "Cuando acabes de leer ¿me lo prestas?" ¡No mamessssssss! para mí estos últimos son los más difíciles ya que normalmente son gente que un "NO" lo ven agresivo. Y cuando pienso "Vale, son buenas personas" No me devuelven los libros o nunca los leen ¡puta madre! ¡simplemente no hay feeling! así que la próxima vez que alguien (quién sea ajeno a mi sentimiento de retroalimentación) me pida un libro lo mandaré directo al diablo de manera elegante.

No presto libros, no soy biblioteca
No presto libros, no soy biblioteca
No presto libros, no soy biblioteca
No presto libros, no soy biblioteca
No presto libros, no soy biblioteca
No presto libros, no soy biblioteca

2 comentarios:

Isaac Sevchovicius dijo...

La experiencia de leer un libro, que como usted apunta comienza incluso antes de leer la primera línea, definitivamente se vuelve un lenguaje privado...

Una vez en la prepa presté un libro. Dos días después el tipo lo traía echo taquito en la bolsa trasera del pantalón. Simplemente no lo podía creer...

Saludos

La guapa dijo...

Lo peor de todo es que te los piden para leer y en efecto terminan siendo un articulo de moda. Me dan ganas de hacer una bolsa con portadas de libros famosos. Jajaja (soy bien talentosa, caray)