viernes, 15 de abril de 2011

Con cara de abril

En estos días he redescubierto el lenguaje detrás del lenguaje. Todas las palabras que afloran dentro de nosotros y que muchas veces nos inhibe decirlas, también me ha parecido extraño como la vida me pone señales maravillosas para no entristecer, y celebrar la vida, celebrar Abril. Sin una razón estoy feliz, danzando entre mis telas, bailando arábe al ritmo de los tambores, posando desnuda frente al espejo, simplemente estando en el aquí y en el ahora, no hay otro lugar que desee más que mi ventana desde donde contemplo la frágil lluvia acompañada de mi gata latosa. No, no hay sitio mejor...

Y de pronto le encuentro sentido a este instante y lo hago perpetuo, ví el pasado en perspectiva y no quiero volver, no deseo estar allá con mi cara triste contemplando la lluvia desde una banqueta y dejandome salpicar por los carros, hoy me acojo olvidandome de ese último chico que rompió mi corazón, el último que sin saberlo expandió mi ser, aunque eso dolíó y mi corazón se encuentre quebrado, aún tengo otro amor, otro que me mantiene aquí, lejos de todos los ruidos que perturban la calma. También me mantengo al margen de mi propia mente, me resguardo de ella, ya que muchas veces suele ser un instrumento de flagelación. Gracias al pasado, por la fuerza, por el extremo llanto, por dejar que mi corazón se rompiera y se reconstruyera tantas veces, por darme una oración, un beso delicado junto con sexo embravecido, por construirme de esta forma.

Hoy se me recomendó silencio, encontrarme con mis pensamientos y no hablar, pero he aquí mi terquedad, echa post y para colmo público. Lo demás obvio es mio, porque dentro de todas estas líneas no he dicho gran cosa, pero peor para aquellos que no creen en mi discreción, en esa parte tan privada  que me esmero en proteger. Hoy es abril, pero desde hace un tiempo, pese a todo, los días tienen cara de Abril.