jueves, 21 de octubre de 2010

Verguenza de amor.

Amor, amor mío, me averguenzas
te pierdes ante cualquier guiño
ya no sé si vas o vienes
flotas cuál caballo con alas 
en cielos que no te pertenecen.

Regresas herido
con sangre que no sangra
con polvo de estrellas entre los ojos
regresas sin llanto
sin tacto, sin piel,
vuelves invisible y extinguido.

Y en la pena te sepulto,
me escondo para no verte, mío,
amor de mí, te veo en el incendio
de tu extinción, de tu pena
de tus alas rotas por volar
en cielos que no te pertenecen.

Amor mío de mí
me averguenzo de tu penar
y te sepulto en el orgullo
donde parece que nada paso,
entonces termino de quebrarte
y despierto sin aire, sin suelo que pisar.
El orgullo no sirve.

Herido amor mío de mí; regresaste,
de quién sabe cuántos cielos,
el orgullo no sirve para ocultar
mi verguenza, aquí se acaba el dolor.


¡Alegrate amor de mí!
Existes donde te inventé
en la piel que amé y me amó
en los árboles, las piedras
y los soles en que te ví volar.

¡Alegrate amor de mí!
Existes en la herida,
en el polvo de estrellas,
existes dentro de mí
y eres tan yo
que la verguenza de que existas
se convierte en nudo en la garganta
en llanto de alegría,
en permanencia,
en soles que cabalgaremos
muy seguros
como ave fénix, salida del dolor,
del infierno.

1 comentario:

La guapa dijo...

Ponganle los puntitos a la palabra ver-gu-en-za, no encontré la función en mi teclado, suele pasar y no me iba a preocupar por eso.

Saludos!