domingo, 2 de agosto de 2009

Para quemar la última nave.

Estoy descorchando un vino tinto. Hago una fiesta.
Mi casa es un desorden, pero todo el que este aburrido está invitado. Las bebidas son afrodisiacas para la cabeza, les garantizo que no sentirán sus cuerpos pesados al cabo de un rato. Las sonrisas fluyen y bailarán en una noche con la mejor música, no mi música, la suya, por supuesto. Los que quieran emociones fuertes tengo vista al cielo en donde cada desamor se convierte en un ambulante resplandor. Mi cama es un césped de sueños y los poetas aterrizan para leer versos. ¡Habrá magia! Para aquellos que creen haberlo visto todo. De comida tendré aperitivos de azúcar y miel, droga perfecta para dominar demonios que nos quieran echar a perder la noche.
Todos los interesados dejen aquí todo aquello que les sobra.

4 comentarios:

Éric Marváz dijo...

Una brisa artificial, una almohada de plumas, un sueño desvencijado reposando entre efluvios amorosos.

Sonita dijo...

una invitación al viaje de las letras..
un dulce saludo.

Isaac Sevchovicius dijo...

El mapa de una ciudad dibujado en una servilleta de fastfood...

sweet candy dijo...

Me he convertido en una estrella...