Amor, amor mío, me averguenzas te pierdes ante cualquier guiño ya no sé si vas o vienes flotas cuál caballo con alas en cielos que no te pertenecen. Regresas herido con sangre que no sangra con polvo de estrellas entre los ojos regresas sin llanto sin tacto, sin piel, vuelves invisible y extinguido. Y en la pena te sepulto, me escondo para no verte, mío, amor de mí, te veo en el incendio de tu extinción, de tu pena de tus alas rotas por volar en cielos que no te pertenecen. Amor mío de mí me averguenzo de tu penar y te sepulto en el orgullo donde parece que nada paso, entonces termino de quebrarte y despierto sin aire, sin suelo que pisar. El orgullo no sirve. Herido amor mío de mí; regresaste, de quién sabe cuántos cielos, el orgullo no sirve para ocultar mi verguenza, aquí se acaba el dolor. ¡Alegrate amor de mí! Existes donde te inventé en la piel que amé y me amó en los árboles, las piedras y los soles en que te ví volar. ¡Alegrate amor ...