Te aviso, te anuncio, que hoy renuncio.
Cuando puse la renuncia sobre su escritorio me preguntó ¿estás segura? Entonces recordé aquella noche cuando volví a casa con una bolsa de ropa en la mano, la cabeza agachada y el corazón hecho polvo, la sentencia de mi padre detrás de la puerta: “Tendrás que trabajar” , desde entonces emprendí un viaje hacia un mundo a destiempo, tuve que lavar baños, desperdiciar mis tardes detrás de un mostrador vendiendo pasteles,etc, etc. No quiero hablar de la explotación que a diario se ejerce, debo hablar de las personas que estan ahí y de la fuerza que los hace soportar ser una sombra opaca la mayor parte del tiempo, la verdadera maquinaria que hace que la economía funcione. Con el paso de los años la situación mejoro mucho, de ganar 350 semanales por un horario de lunes a domingo con un día de descanso entre semana, ahora trabajaba de lunes a viernes y disfrutaba los fines de semana con un sueldo + bonos + prestaciones de ley, pero a cambio de todo el dinero que pudiera conseguir es toda la g...